martes, 29 de enero de 2013

Capitulo 5: Nuevos amigos ♥


(Vuelvo a narrar yo TN).

Aquella misma tarde tocaron a la puerta. Laura fue a abrir para nuestra suerte solo era el cartero.
-          ¡Correspondencia para las señoritas Laura y (TN) Jones! – exclamo.
Laura tomo el sobre y le dio su propina.
-          Gracias – dijo mi hermana sonriente al recibir el sobre.
-          De nada señorita, ah y es un gusto que hayan vuelto – el cartero levanto su sombrero de manera cordial.
Cerró la puerta, abrió la carta y la leyó.

Liverpool, Inglaterra, 1 de julio de 1962.
 Estimadas señoritas Laura y (TN) Jones.
      Tenemos el sumo placer de invitarlas al baile de celebración de fin de cursos de los Brooke, que se llevara a cabo en el salón “Radffle” de la avenida Vlars mañana. Sin más que decir esperamos de su presencia a las 5.
Saludos.
Atte. Los Brooke.

Al terminar de leer la carta Laura se apresuro a decir: - ¿Quién diablos son los Brooke? Y ¿Dónde queda tal salón?
-          De seguro deben ser amigos nuestros o de los Jones, recuérdalo Lau tenemos nueva vida. Y del salón no te preocupes un taxi y ya.
-          Pero ¿Qué usaremos?, no tenemos nada de esta época la ropa es tan diferente – dijo rascándose la cabeza.
-          Lo sé, aquí las mujeres son más conservadoras y no visten como zorras; si vieran a Camila se horrorizarían jaja. (Camila es una chica que me cae mal y viste como puta). Espero y la gente no sea tan víbora – dije en tono burlón.
-          Está bien, además me vale lo que diga la gente yo me visto como quiero – dijo Laura.
-          Exacto – dije y le guiñe el ojo. – Oye ¿te parece ir al ático?
-          Vale – acepto.

Así Laura y yo fuimos al ático y empezamos a jugar, hacer pláticas bobas como era de costumbre y escuchar música del iPod. Ahí se nos fue toda la tarde, cuando nos dimos cuenta de la hora bajamos y cada quién tomo un baño caliente, después buscamos algo de cenar lo único que encontramos fueron leche y pan con eso nos basto.  Al final regresamos a nuestra habitación y nos quedamos dormidas; fue fácil adaptarnos al cambio de horario y toda la cosa. Ese había sido el comienzo de nuestra nueva vida.
A la mañana siguiente nos despertamos y fuimos a la cocina,  otra vez comimos lo mismo de anoche y yo le dije a Laura: - Debemos comprar despensa; no solo de leche y pan vive el hombre.
-          Tienes razón veremos qué hacer. ¿Oye no crees que debemos hacer el aseo?
-          ¡Dios! Ni aquí me salvo – me queje.
-          No seas floja. Debemos hacerlo no quiero gastar dinero en una persona que lo haga, aparte soy la mayor y debes obedecerme.
-          Jaja está bien pero tú vas a lavar los platos – reí.
Laura me miro sería y dijo: -Okay.
-          Deja busco la escoba, cubetas, trapo y mechudo – dije parándome de la silla.
-          Está bien – dijo ella mientras lavaba los platos.
Fui a buscarlos estaban debajo de las escaleras junto con unas cosas que eran de mi época.
-          ¡Lau ven y mira! – grité emocionada.
-          ¿Qué cosa? – pregunto viniendo a mí. Cuando los vio exclamo. - ¡Tuvo que ser el tío!, mira cuantas cosas.
Había un estéreo, una TV de pantalla plasma, un microondas, un tostador y una laptop.
-          Wow mira saca el estéreo y conéctala, quizá funcione, yo voy por un par de discos – dijo Laura y fue en busca de unos discos al cuarto.
Saque el estéreo y lo lleve a la sala, encontré un enchufe lo conecte y… ¡Prendió!
-          ¡Prende! ¡Lau prende! – dije como si hubiera descubierto magia.
-          Genial. Mira pon este CD de Zoé y luego pones este de The Rolling Stones, asi limpiaremos como siempre lo hemos hecho.
Puse el CD y sonó, me gusto que fuese asi, nos pusimos a limpiar toda la casa y cuando terminamos vimos la hora.|
-          ¡3:30! Cuanto tardamos – exclame.
-          Pues que querías, la casa es grande y empezamos tarde – dijo Laura. -Rápido hay que bañarnos y alistarnos. 
-          Okay – me apresure.
Nos bañamos y alistamos lo mejor posible. Laura se puso un vestido color azul que le llegaba 5 cm encima de las rodillas, con un cinturón que tenía una hebilla redonda color plata al igual que las zapatillas. Se peino de una manera que las puntas le quedaran alzadas, se maquillo un poco (al igual que a mí no le gusta maquillarse, pero lo hicimos para la ocasión) y tomo un abrigo blanco por si la noche era fría. Mi vestido era morado y como soy alta me quedaba más corto que a Laura tiene una flor morada de un lado y un listón que se amarra de la cintura, me puse unas zapatillas negras y me peine de manera que se me hicieran unos bucles, me maquille un poco.
Una vez listas fuimos a la sala, abrimos la puerta y salimos; tomamos un taxi y nos dirigimos al salón Radffle”, en el transcurso Laura se me acerco y susurró al oído: “No quiero problemas eh” asentí con la cabeza. Una vez que llegamos bajamos del taxi le pagamos y entramos al salón.
Estaba lleno y animado; había música de rock (claro esa era la música predominante en los 60), al caminar muchos nos miraban pues observaban que destacábamos del resto. Yo estaba nerviosa y creo que Laura igual, no conocíamos a nadie, de repente una chica de piel blanca y cabello rubio se nos aproximo.
   -     ¡Chicas! – exclamo. -¡Qué bueno que llegan!
   -    ¿Sí? – dijimos algo confusas.
   -     ¿Cómo han estado?, tiempo sin verlas ¿Y esa ropa? Es tan llamativa – hablaba sin parar.
   -    Gracias – dijimos.
   -    Disculpa tu eres… - le pregunte.
   -     Ay tonta soy yo Pattie, la compañera de clase y amiga de Laura – respondió con una sonrisa.
  -       ¡Claro Pattie! Amiga hola – dijo Laura siguiendo la corriente.
  -       Vamos con Betty y las demás, tienes mucho que contarnos de tu último viaje. Y lamento lo de sus padres – dijo en tono dulce.
   -   Descuida – dijo Laura. – Vamos con las chicas.
En ese momento comprendí. Aquella rubia era nada más y nada menos que Pattie Boyd la primera esposa de George Harrison ¡De mi George! Y ¡Era amiga nuestra! No podía creerlo, además según ella éramos hijas de Andrew Jones el cual ya había muerto con su amada Sadie. Una vez que entendí la trama ya puedo actuarla, le conté a Laura y ella me dijo que ya lo sabía y que por eso actuaba así.
Al parecer ella si se divertía pues sus amigas eran igual que sus viejas amigas locas y graciosas por lo que se adapto rápido. Por mi parte me aburría un poco, mis amigas solo hablaban de compromisos por conveniencia y cosas de gente adulta lo cual me deprimía. Deje a Laura bailando con sus amigas y decidí salir al jardín para respirar un poco de aire fresco; al estar ahí observe la luna, tan concentrada estaba que no me percate de la presencia de un joven con el que accidentalmente tropecé.
-          Discúlpeme no fue mi intención – me apresure a decir mientras lo ayudaba a ponerse de pie.
-          No hay problema – dijo con un tono que resaltaba su elegancia.
En el momento en que le vi el rostro me di cuenta de que era él, mí amado… ¡Paul McCartney! Dios lo tenía en frente de mí como lo había deseado, estaba tan emocionada, pero no lo demostré decidí actuar como si no lo conociera aunque por dentro anhelaba gritar.
  -       No sabía que estaba aquí, mejor me voy – dije con desaliento. No quería moverme de ahí, deseaba estar a su lado.
  -          No se preocupe puede quedarse creo que me hace falta un poco de compañía – dijo Paul con una hermosa sonrisa reflejada en sus sensuales labios.
   -         Está bien – dije de lo más feliz. - ¿No le estorbo?
   -        En lo absoluto, me senté aquí porque casi no conozco a mucha gente – dijo mientras se frotaba las manos.
   -       Lo mismo me pasa a mí – dije rápidamente. No dejaba de mirarle la cara, aquel cabello café oscuro, esos ojos avellana que me mataban, sus cejas tan finas y esos labios tan sexys como los míos.
  -         Disculpe ¿no la he visto antes? – me pregunto cortándome los pensamientos.
   -         Lo dudo – dije con seguridad. Ósea si lo hubiese visto antes me daría cuenta.
   -        Claro ya recordé, ayer en la calle ¡Fíjese! ¡Acaso está ciego! – dijo riendo.
Oh no era él pensé. Trágame tierra, insulte a mí amado; quiero morir de vergüenza.
-          Oh discúlpeme yo no sabía, en verdad lo siento – dije mientras me cubría el rostro de pena.
-          Descuide yo llevaba prisa y no me fije, era obvio que se molestara – dijo con una voz relajada.
-          Pero no debí decirle eso – dije apenada.
-          Usted me recuerda a mí amigo John ambos tan impulsivos…
Le recordaba a John, solo sentía como se sonrojaban mis mejillas.
-          Oh que descortés no le he preguntado su nombre – dijo serio.
-          (TN) Lloren… Jones – reí nerviosa. – ¿Y el suyo? <<Aunque era obvio que ya lo sabía>>.
-          James Paul McCartney Mohín, pero puedes decirme Paul y te ruego me trates de tu – dijo complaciente.
-          Okay Paul, tu igual – dije sonriendo.
-          ¿Y vives cerca de donde nos topamos ayer?
-          Si  a una cuadra atrás – conteste.
-          Yo igual, bueno mis amigos y yo compramos una casa para instalarnos ahí por una temporada.
-          ¡Somos vecinos! – dije emocionada. Sería un sueño, coincidencia o el destino que me deparaba estar cerca de ellos. ¡Gracias!
-          Al parecer ¡Sí! – dijo contento. – Pero solo por una temporada.
-          ¿Eres músico? – le pregunte para abrir más la conversación.
-          Sí junto con unos amigos formamos un grupo y tocamos en eventos como este, justamente venimos porque una de las chicas de la fiesta nos invito para venir a tocar.
Pattie, pensé ¿cómo no sería ella?
-          ¿Y cómo se llama tu grupo? – pregunte.
-          “The Beatles” – sonrío.
No pude aguantar y empecé a agitarme de emoción y a sonreír como loca.
-          ¿Estás bien? – me pregunto Paul al verme en tal estado.
-          Aja, solo es la música.
-          ¿Gustas bailar? – dijo en tono galante.
-          ¡Claro! – exclame feliz.
Paul se levanto y me tendió la mano como un príncipe a su princesa, la tome y me pare; comenzamos a bailar rock de manera tonta, entre nosotros solo se escuchaban risas después de mucho baile le propuse volver a la fiesta.
-          Debo volver mi hermana me debe de estar buscando además ya me está dando frío – la noche era helada y me protegí los hombros.
-          Oh que tonto – en ese momento Paul se quito su saco y me lo dio.  – Me permite ma belle – dijo mientras me lo ponía.
-          Mercí Paul.
Me tomo del brazo y con la cara en alto entramos al salón, ambos seguíamos el juego de estar orgullosos. Una vez adentro una persona muy especial para mí nos hablo.
-          Vaya Paul ya entendí porque tardabas – dijo en tono burlón.
-          Hey George tranquilo, solo es mi amiga – dijo Paul.
-          Soy (TN) Jones – dije mientras le estrechaba la mano para saludarlo.
-          George Harrison – dijo mientras comía un bocadillo. (Mi George comiendo como siempre).
-          No te hizo nada este loco ¿Cierto? – pregunto con una sonrisa hermosa.
-          No como crees – le conteste riendo. – Solo hablamos.
-          Y tu muchachito ¿dónde estabas? – le pregunto Paul.
-          Con Pattie y unos amigos – respondió. – Oye (TN) ¿conoces a la chica de azul? Una que trae un saco blanco – dijo George apuntando la dirección a mi hermana.
-          Claro es mi hermana, se llama Laura
-          Es hermosa… Claro ya sé de dónde viene tanta belleza – dijo George en alago.
-          Ambas son lindas y destacan de todas las chicas que hay aquí – dijo Paul sonriente y coqueto.
-          Gracias. Ambos son los chicos más lindos que he visto. <<Claro que lo eran>>.
-          Gracias linda – respondieron algo sonrojados.
-          George deja te presento a Laura.
Fui donde Laura estaba platicando con sus amigos, la tome del hombro y ella al verme me dijo seria:
-          ¿Dónde estabas?
-          Con unos amigos – dije feliz y desde lejos le señale a Paul y George.
-          ¡Dios! Son, son… uy Paul y George – dijo Laura feliz y emocionada.
-          ¡Sí! Me tope con Paul en el jardín y platicamos un rato, luego al entrar me presento a George él cual no deja de mirarte y se muere por conocerte.
-          ¡Vamos! – dijo Laura parándose de la silla.
Lleve a Laura donde George y Paul, aunque estaba emocionada también actuó con cautela. Llegamos y a ambos se les salieron los ojos cuando la tuvieron cerca (sobre todo a George).
   -        George, Laura. Laura, George – los presente.
   -    Ho-oo-la – dijo nervioso. – Soy Ge-or-ge.
   -    Es un gusto – saludo Laura.
  -        Igualmente. ¿Sabes? Eres muy linda – le dijo George en tono galante.
   -   Tu igual – dijo ella sonrojada.
   -    Hola soy Paul – dijo Paul estrechando su mano.
  -        Es un gusto Paul, soy Laura Jones – dijo ella sonriendo.
Entre nosotros hubo una gran plática llena de risas y tonterías. George no le quitaba la mirada a Laura, lo cual me celaba pero tengo a Paul conmigo y eso me basta. De repente John y Ringo llegaron.
-          Chicos a tocar – dijo John sin presentarse y luego se fue.
-          Vamos, ah es un gusto señoritas soy Ringo – y se fue tras John.
-           Vengan – nos invitaron Paul y George.
-          ¡Claro! – exclamamos y fuimos tras ellos.



En el escenario empezaron a tocar canciones que yo conocía como “I saw here stading there”, “Love me do”, “P.s i love you”, entre otras.
 Mientras tocaban Paul y George nos miraban y guiñaban el ojo como si nos quisieran decir <<esta es para ti>>.



Cuando presentación y fiesta acabaron ya era tarde, Laura y yo no sabíamos como regresar; estábamos a punto de pediré asilo a Pattie pero Paul y George se aproximaron donde nos encontrábamos y nos dijeron:
-          Las podemos llevar, ya que somos vecinos no habrá problemas.
-          ¿Seguros? – preguntamos Laura y yo.
-          Si no hay problema – respondieron.
-          Mil gracias – dijo Laura.
Entonces llego el coche de ellos y subimos. Paul se sentó a mi lado y George al lado de Laura; en ese momento John y Ringo subieron.
-          ¿Quiénes son? – pregunto John al vernos.
-          Laura y (TN) Jones amigas de Paul y George – dijo Ringo. Por alguna extraña razón Ringo me miraba tímidamente y cuando me di cuenta él bajo la mirada.
-          ¿Tan rápido a la cama? – río John
-          ¡No John! – dijo Paul serio.
-          Solo bromeaba – dijo John. –Es un placer chicas y déjenme les digo lo bellas que se ven – John se sentó a mi lado. - ¿Les gusto el show? – nos pregunto.
-          Sí eso y más – dijo Laura.
-          Eso me gusta jaja – dijo Ringo quién me dirigía miradas tímidas.
-          Laura ¿y tu collar? – pregunte al no ver su collar en el cuello.
-          Aquí lo tengo – dijo sacando su collar del saco. – Me lo quite para que no se me callera.
-          ¿Puedo verlo? – pregunto George.
-          ¡Claro! – respondió Laura y se lo mostro.
-          Wow mira Ringo es muy bonito – dijo George.
-          ¡Genial ¿Puedo? – pregunto Ringo y lo tomo. – Es hermoso, la nota y el pulpo se ven de maravilla.
-          Si es lindo y la nota musical mas – dijo Paul.
-          Pero déjenme les digo que es el cuello de Laura el que le da valor – dijo George mirando tiernamente a Laura.
-          Si lindo – dijo John. – ¿Tú también tienes uno (TN? – me pregunto.
-          Aja – me quite mi collar y se lo di.
-          ¡Una morsa y un submarino! – dijo John extasiado.
-          ¡Si me gustan mucho! – añadí.
-          Yo amo las morsas. De pequeño siempre las dibujaba en la escuela jaja – río John.
-          Yo igual, la clase de matemáticas es muy inspiradora – reí.
Entre John y yo hubo una gran conexión que no rompería nunca. Lo admiro tanto.
-          Llegamos – dijo Paul. Se bajo del coche para ayudarme a bajar, al igual que George lo hizo con Laura.
   -    Hasta pronto amigas. Me cayeron bien, es bueno ser vecinos – dijo Ringo y nos dio un afectuoso beso en la mejilla. Y se metió a su casa.
  -       Hasta luego chicas, me encantaron sus collares y el de la morsa más. Espero poder verlas mañana lindas – nos dio un beso en la mano como todo un caballero y fue detrás de Ringo.
George se despidió de mí y de Laura dándonos un beso, pero tardo más tiempo con Laura. Paul hizo lo mismo a su vez pero tardando conmigo.
Laura y yo nos metimos felices y contentas a casa. Nuestro deseo se había cumplido, vimos nuestros collares y nos dimos cuenta de que estos empezaron a brillar como nunca.
-          Será posible – dije con una gran sonrisa.
-          Si (TN) lo es, porque solo ellos y únicamente ellos “The Beatles” son capaces de hacerlos brillar.